Si, este es Chancleman, antes de su evolución, antes de su transformación, antes de que la кока-кола radioactiva de Chernobyl le diera poderes super troskos.
Y es que ser trosko no es nada fácil. Hay que leer mucho y tener muchas fuentes de dónde hacer copy-paste, conseguir camisetas del Ché con diseños nuevos para no usar las que usa todo mundo, estar al día con los últimos panfletos, y desde luego, los ahorros de la vida para pagarse el viaje a la Habana y tomarse una foto frente a la Plaza de la Revolución (infaltable). Luego visitar todos los sitios lindos, las zonas turísticas, el malecón, y preferiblemente con unos cuantos dólares en la bolsa. Así tendré razones de peso para volver a Costa Pobre a ventearme el hocico diciendo que en Cuba la vida es una maravilla, y que todos los que salen huyendo a Miami (o a donde sea) son un poco de pendejos capitalistas, y que todos los que hablan de familiares desaparecidos, encarcelados o fusilados, son un poco de pajosos que inventan esas cosas para hablar mal de Fidel. Si, Fidel el visionario, Fidel el justo, Fidel el que no se dejó comprar por el Imperio. Y desde luego, el gran Ché, que desde que vi Diarios de Motocicleta ya sé por qué lo admiro.
Cuba es el paraíso del Zoocialismo, así es como debería ser el mundo. Pero no me voy a ir a vivir ahí, porque en este nido de corrupción que es Costa Rica por lo menos tengo jama de sobra, mi Playstation, tele de pantalla plana, cable, internet, libertad de expresión, y derecho de tomarme toda la кока-кола que quiera, y si es con ron mejor.